Resumen de Al pueblo nunca le toca: Entérate de lo que deberías conocer

“Al pueblo nunca le toca”, una historia de dos amigos (Casiano y Baltasar) que desde jóvenes discutían acaloradamente por los partidos políticos tradicionales (Liberal y Conservador) y a quienes el ocaso de la vida les dejó como lección aquello de que al pueblo nunca le toca. ¡Lee el Resumen de Al pueblo nunca le toca!

Resumen de Al pueblo nunca le toca

TABLA DE CONTENIDO

Resumen corto de Al pueblo nunca le toca

El título de esta obra depende de un «lema» que en plena misión política del desarrollo progresista liberal, pronunció Alfonso López Michelsen: «Ahora le toca a los individuos», prometiéndoles un malestar que reivindique su trabajo en el gobierno popular colombiano.

En todo caso, al final se reordena tanta garantía, dándonos posteriormente «nunca es el turno de los individuos«, básicamente con el argumento de que los residentes de las clases conocidas no tienen los límites financieros y sociales que los ricos disertan en tal medida.

Casiano y Baltasar, los héroes de la historia, son una pareja de compañeros que desde su infancia han comentado con entusiasmo cómo las estrategias de cada una de sus tertulias están creadas para propagarse en el poder.

En un espacio de sesenta años (1918, época en la que comienza la obra – 1978, época en la que se cierra) se describen los encuentros políticos de la nación desde la visión de estos dos humildes hijos de particulares, que exhiben que el poder reside constantemente en las altas sociedades y que las garantías de progreso y avance no serán nunca satisfechas para los particulares.

Colombia, bipartidismo del siglo XX: Casiano y Baltasar (tradicionalistas frente a inconformistas). Casiano Pardo y Baltasar Riveros son los dos personajes centrales de la novela. Crecen y viven en el punto central de las cuestiones legislativas colombianas: Bogotá, que en su momento era una ciudad tranquila que compensaba su atraso material con la facción del alma -quizá por eso fue vista en su día como la Atenas sudamericana-.

Obras literarias

Todas las conversaciones de Casiano y Baltasar giraban en torno al «incomparable bazar político colombiano». En 1918, Colombia estaba siendo conducida por la autoridad moderada, circunstancia que tenía a Baltasar en emergencia, ya que necesitaba ver a los disidentes en el poder para que los individuos gobernaran.

La administración por entonces era esperada por Marco Fidel Suárez, quien aplastó en las encuestas a los individuos soberanos, dirigidos por el maestro Valencia. En ese momento llegó la autoridad pública de Pedro Nel Ospina, de la cual Baltasar obtuvo un duplicado del periódico «El Nuevo Tiempo», rompió la imagen del vencedor, y se aseguró en la letrina, para no pensar en el modelo del campeón.

La moderada autoridad satisfizo extraordinariamente a Casiano, que no dejó pasar la oportunidad de ridiculizar a su compañero Baltasar. Aunque las discusiones entre estos compañeros empezaban de forma sana, generalmente salían airados por no tener la opción de ceder a sus filosofías.

Cuando Casiano le decía a Baltasar

«¿Qué son los individuos? Para mí es una multitud de indios incultos e hinchados, de peones desinformados y desnutridos, de representantes débiles como tú…»

Cada vez que oía algo en ese sentido, Baltasar se marchaba furioso por la expresividad de su compañero. Procedía a decir:

«…los individuos son simplemente un rebaño fácil y complaciente, supervisado por pastores aventureros y corruptos que son los funcionarios del gobierno de una u otra reunión, que hacen con ellos lo que quieren…».

Hacia el final de la obra los dos compañeros percibirán que estas palabras eran en todo caso válidas, por lo que nunca se pudo contactar con los individuos.

Llegaba el año 1930, por fin los disidentes estarían en el poder. Baltasar estaba completamente seguro de que esto ofrecería por fin capacidad a los individuos.

En este momento Baltasar, esperando un futuro superior, se dirigió al lugar de trabajo del presidente Alfonso López Pumarejo, para que éste satisfaga sus garantías. Sin embargo, el presidente, despectivo y duro, le apartó. Este período alegre para los inconformistas se cerraría en 1946.

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En la década de los cuarenta, Jorge Eliécer Gaitán, un liberal, surgía como aspirante oficial. Gaitán se dirigía a la expectativa de Baltasar, y para algunos paisanos diferentes de las capas inferiores.

Su expresión en sus charlas era: «Debemos intentar que los ricos sean menos ricos, para que los pobres sean menos pobres»; era sin duda una expresión potenciadora, a pesar de que no daba las estructuras para tal respuesta. Gaitán falleció en 1948, asesinado por las fuerzas encubiertas de la teocracia y se produjo el «Bogotazo»; un día luctuoso para la capital de Colombia.

Nuestros compañeros Casiano y Baltasar fueron ineptos observadores de esa jornada. Baltasar, irreprochable -ya que no era miembro inmediato-; estuvo a punto de ser acusado de progresista, ya que se mezcló sin culpa con la «guacherna»; que demolió despectivamente todas las estructuras del Estado para acabar con sus antecedentes criminales.

En ese momento llegó la autocracia de Rojas Pinilla, durante la cual se hizo el Frente Nacional, cuyas consecuencias fueron anticipadas por Jorge Eliécer Gaitán, quien dijo que la asociación de los oligarcas de las dos tertulias sería el inicio del fin de los de abajo… El Frente Nacional permitió a los disidentes y a los moderados sustituirlos en el poder.

Este periodo sería el más reciente de los 16 años, a causa de los hijos de los pioneros del pasado, de los pioneros y de las altas sociedades favorecidas. En este periodo se ve inconfundiblemente la idea de «El Delfín» que Salom Becerra creó en la novela de nombre similar.

Una muestra de ello es la orden de Guillermo León Valencia, hijo del funcionario y escritor Guillermo Valencia, que en el pasado buscó además controlar. Misael Pastrana, presidente en 1970, fue adicionalmente importante para este delfinazgo, adquiriendo capacidad su hijo, futuro presidente en 1998, Andrés Pastrana Arango.

Este es uno de los indicios de que los individuos no conseguirán nunca el poder. Finalmente, Casiano y Baltasar, débiles al ver tanta afectación en sus santos políticos, se abandonan. Baltasar se aventura a tal extremo que dice que habría que poner en su conmemoración la leyenda que acompaña:

«Aquí yace un pendejo que se mantuvo ochenta años, en la tierra, confiando en la apariencia de los individuos al poder y que ahora, bajo él, sigue aferrado a él».

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Autor

Resumen de Al pueblo nunca le toca

Álvaro Salom Becerra (Bogotá, Colombia, 15 de abril de 1922 – Bogotá, 20 de diciembre de 1987) fue un escritor, periodista, magistrado y diplomático colombiano quien realizó algunos estudios de Derecho en la Universidad Externado de Colombia.

Exponente de la narrativa colombiana de la segunda mitad del siglo XX, su producción literaria está caracterizada por un crítica mordaz al establecimiento político y un retrato costumbrista – y caricaturesco, de la sociedad urbana de la época en Bogotá.

Son temas recurrentes en la obra del escritor la sátira política, la corrupción, la burocracia, el clientelismo, la manipulación de masas, el desarraigo social, la pobreza y la cultura urbana. Tales temáticas las aborda de manera directa en una narrativa tragicómica, caracterizada por articulaciones entre los saberes cotidianos y reflexiones relacionadas con la inexorable perversión humana, que marcan un devenir histórico con pocas posibilidades emancipadoras.

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Personajes

Casiano, era pequeño, obeso, blanco, chato, calculador, hipócrita, desconfiado, malicioso, enamorado y beato, nacido en el pueblo de Choachí, cuya tradición política es conservadora. Esto equivalía a decir que amaba el orden y la tradición, defendía el “sacrosanto” derecho de la propiedad privada. Su filosofía era “el poder es para poder”.
Casiano además de conservador “godo”, era un soltero fetichista, cuya afición a las prendas íntimas se ve enfermiza. Cada mujer que poseía representaba una prenda íntima a obtener.
Las coleccionaba y guardaba en su habitación. Este curioso contraste, refleja su doble moral como individuo, ya que también poseía fotos de santos religiosos en las paredes de la habitación.
Su estilo de vida es el de “el que peca y reza empata”, por lo cual no era muy consecuente con su ideología sacrosanta conservadora. En su devenir tuvo la suerte de conocer a una mujer, Susana, acomodada económicamente, que había enviudado y heredado una enorme riqueza. Casiano se aprovechó de esto para enamorar a la viuda y hacerse a sus riquezas.
Recién ingresado a la “high class”, quiso hacer parte del “Jockey Club”, para codearse con gente de élite. Allí la envidia y la astucia de los avaros amigos que se hizo en el lugar, hicieron que Casiano perdiera su fortuna en préstamos que ellos le iban solicitando en nombre de su generosa amistad.
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Los amigos de la “high class” también se aprovecharon de la voluptuosidad de su mujer Susana, a quien chantajearon para vaciarle lo que quedaba de su fortuna. Al final Casiano vio pasar su momento de gloria de forma efímera, “lo que por agua viene, por agua se va”.
Baltasar era alto, magro, moreno, narigón, nervioso, extrovertido, locuaz, optimista, franco y ateo, nacido en el municipio de Une, de tradición liberal o “cachiporra”. Lo que equivalía a que era intolerante, dogmático y arbitrario, y promulgaba la igualdad.
Estaba casado con una mujer de su clase –que no era privilegiada-, llamada Zoila, con quien tuvo nueve hijos. A los pobres chiquillos les tocó vivir en un ambiente sórdido de penas y hambre. Baltasar siempre les dictaba cátedras de política liberalista en medio del desayuno, almuerzo y cena –si es que tenían dinero para comer-.
Para sostener a su prole, Baltasar trabajaba en un banco prestigioso, siempre inconforme y rebelde. El gerente del banco le salvó de que fuera judicializado por los hechos acaecidos el 9 de abril de 1948, durante el “Bogotazo”.
Esto lo hizo por cuidar el nombre de la institución bancaria, mas no por razones humanitarias. Baltasar se iba haciendo viejo a la par que decrecían sus ilusiones de ver reinar al pueblo algún día.
Todo eso, sin embargo, no impidió que este par de personajes se volvieran amigos –por lo menos para discutir sin violencia-. Se conocieron de jóvenes en un colegio de Cáqueza, y en su primer reencuentro en un establecimiento bogotano llamado “La Botella de Oro” se descubrieron como amigos a nivel personal.
Pero indudables enemigos en términos de ideología política -irónicamente esa afición hacía la política era lo que más los unía-. Al final de toda esta historia, este par de amigos logran conciliar sus ideas: “Al pueblo nunca le toca
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Argumento

Al Pueblo Nunca le Toca es una novela con un estilo pragmático y conservador dos o tres compañeros; Casiano Pardo, un local de Choachi Cundinamarca, de asociación política moderada, y Baltasar Riveros, un local de Une Cundinamarca,

el único pueblo liberal del oriente de Cundinamarca, conversan sobre temas gubernamentales colombianos cercanos en algunos bares de la ciudad de Bogotá.

Además, la obra transcurre como un aparente estudio social en el que se levanta la relación esencial de los temas legislativos bipartidistas -pensamientos liberales y pensamientos tradicionalistas- con la administración autoritaria del poder estatal, coordinada por minorías aventajadas o teocracias.

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En este libro se apuntan igualmente diferentes cosas, como el cambio de segmento, los avances innovadores y la mejora de la fundación del país como norma. La obra enfoca una visión verificable de lo que fue Colombia en los ochenta años del siglo XX; un examen de análisis social y político.

Con un retrato de la existencia de la clase famosa y de los privilegiados; y del drama en el que se incluyen los hombres en todos los niveles. Cada uno de estos componentes son una constante en el progreso de Álvaro Salom Becerra, que hacen de este creador un narrador aventajado de la política colombiana.

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Análisis de Al pueblo nunca le toca

Este conjunto de experiencias sin duda nos lleva a considerar las infinitas carencias de los colombianos. Han pasado numerosos años desde el marco de tiempo en el que la reconstrucción pública sin el impacto español nos llevó a considerar pensamientos de oportunidad; armonía, libertad, asistencia gubernamental, amabilidad social.

O más cada una de las una existencia diaria en la que el aplomo; y la asistencia gubernamental de los individuos estaría por encima de algún otro derecho para que eventualmente; el estado pudiera vivir en condiciones dignas de la humanidad.

Sin embargo, la muerte de los años nos ha llevado a considerar la circunstancia genuina y la cuestión no es la realidad de ser administrado por españoles o americanos sino la forma en que la persona ahora no ha descubierto cómo comprenderse a sí misma como un ser en el área local.

En constante concurrencia con otros pero inesperadamente ha exigido la necesidad de ser un sujeto individual; en la búsqueda constante de sus propias ventajas y su singularidad social en toda la ausencia de un sueño de la totalidad.

Graciano y Baltasar son ejemplos muy elocuentes de lo que es el carácter de los colombianos, con una carencia total de tener un lugar con la nación;  ya que a pesar de que dedicaron su vida a conocer los asuntos gubernamentales; no hicieron nada más que lo que eso sugería y sólo llevaron una condición constante de análisis consistente que; viéndolo desde otro punto de vista, poco aportó al país.

Después de un par de años, en realidad las cosas no han cambiado mucho; no se ha podido establecer una estrategia inconfundible que realmente llene como razón para construir un cambio genuino.

No hay enfoques apropiados que permitan a los residentes progresar y ejecutar una forma de vida superior; las estrategias sociales actuales, similares a las del pasado; se han centrado en cómo hacer que sus jefes logren cosas que no aportan casi nada o nada al público en general que dirigen.

Por lo tanto, buscan lograr altos niveles monetarios, lograr la prevalencia del gobierno y alimentar áreas que son vitales en el estado pero que eventualmente son negativas para la asistencia social del gobierno; esa es la manera en la que se ha elegido poner recursos en los acuerdos de guerra.

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Esta es la manera en que se ha optado por poner recursos en los planteamientos de guerra; en el desarrollo de las relaciones sociales con diferentes estados e incluso en el avance de las fundaciones.

Sin embargo este avance se ha centrado en lugares inútiles como la modernización de los parques y otros dentro de las comunidades urbanas; pero no en aquellos realmente importantes como la mejora de la satisfacción personal de los individuos.

Así como mejoras en las calles que se reflejan en el avance de los intercambios para tomar componentes de la creación empezando por un punto y siguiendo por el siguiente; por ejemplo, el uso de redes de formación más fuertes y competentes que permitan admitir a todos los jóvenes,.

Sin importar donde vivan, una escolarización suficiente y completa que finalmente haga que los individuos estén equipados para contribuir productivamente a los acontecimientos sociales.

¡Éxito con el Resumen de Al pueblo nunca le toca!

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