Con la fuerza poética que caracteriza su escritura, Paula Bombara construye en «La chica pájaro» una trama para jóvenes que hace eco en la violencia a partir de la historia de una adolescente que escapa.
Se protege y empodera colgada sobre su tela en un árbol, una novela que regresa a las librerías para abordar una problemática que la autora asocia con un enorme «silencio impuesto desde el afuera».
Editada por Norma, «La chica pájaro» se reimprime a un año de su publicación con una muy buena recepción por parte de sus lectores. No es la primera vez: «Sólo tres segundos», «El mar y la serpiente» y «Una casa de secretos» siguieron el mismo camino.
Y en todos esos libros, como en el último, Bombara, escritora y bioquímica, desanda desde «el estar» algunas búsquedas, como la de la identidad, la confianza, la justicia, el amor o el dolor.
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Resumen corto de Chica pájaro
«De pronto, Mara ve la oportunidad y abre la puerta del auto. Sale corriendo sin mirar los semáforos y cruza la avenida. El auto queda detenido. Eso la salva y le regala minutos. Eso hace posible el escape», comienza la novela.
Tras su huida, Mara se refugia en una tela que pende sobre el árbol de una plaza -«ahí se siente leve como una mariposa»-, y desde allí conocerá a Leonor, una jubilada dedicada al yoga, y a Darío, que desde abajo contempla sus movimientos.
Sí, es una trama de violencia de género pero es también una historia de amor genuino, de confianza para restablecer vínculos, de la existencia de muchas otras formas de relacionarse que nada tienen que ver con un golpe o un grito.
Y no hay, como podría esperarse, un clásico final feliz. «Yo creo que cada final encierra un principio, la vida es una sucesión de situaciones que se van abriendo y cerrando al mismo tiempo», dice.
Es que para Bombara (Bahía Blanca, 1972), responsable de la colección de divulgación científica juvenil «¿Querés saber?» de Eudeba, los libros no se cierran con el punto final de su narrador ni con el último vistazo de sus editores: «Estoy convencida, quizá porque soy lectora, que en realidad el libro se completa cuando hay un lector y ahí se abre.
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Comprometida con la problemática de violencia -«es un tema que me ocupa hace mucho y ocupa gran parte de mi literatura»-, un día camino a la escuela con sus hijos fueron testigos de una pelea, a plena luz del día, entre una chica y un chico.
«No pude reaccionar, separarlos, ni gritar. Me quedé mal, muy enojada, pensé que si algún día me pasaba eso podría reaccionar, pero no. Lo que pude fue escribir».
«A esa pareja le llegó muy tarde mi intervención, pero es lo que pude. La violencia me paralizó completamente. A veces podemos reaccionar en el momento y otras veces no. Me han dicho que el libro permite pensar esas posibilidades».
¿Cuál es la intervención que puede lograr un libro?
Personas que están viviendo cosas así me han contado que la lectura les ha dado otra mirada de su cotidianidad y han visto que se puede hacer y vivir de otra forma. Creo mucho en la literatura en ese sentido.
No sé si te llega a cambiar en el acto pero te aporta una pregunta, o un modo de preguntar y hablar que te puede resonar, tocar una fibra y provocar una decisión.
¿La lectura puede ser un canal para hablar de cuestiones que de otra forma no se expresan?
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Es una forma. La violencia es un tema que hay tratarlo desde jardín, desde la infancia, en el ámbito familiar y educativo. No deberíamos tener vergüenza de vivir situaciones de violencia, deberíamos poder reflexionar sobre eso.
Creo que la violencia tiene que ver con un silencio impuesto desde el afuera, porque una cosa es cuando una es silenciosa y disfruta del silencio, y otra cosa es cuando te piden que no cuentes, que no hables.
Por eso, formar lectores siempre es genial. Provoca niños reflexivos, desafiantes, que provocan diálogos, la puesta de ideas. Necesitamos chicos inquietos, que busquen múltiples respuestas para encontrar su forma de estar en el mundo.
En esta novela las formas de ‘estar en el mundo’ de los personajes a veces son ambiguas, se equivocan y sin embargo no recae sobre ellos un juicio valorativo, ¿es una decisión consciente?
A mí eso me interesa particularmente. Cuando siento que una parte mía se está metiendo como posición, tomo distancia.
Con el personaje de Mara, por ejemplo, me dejé llevar y cuando aparecía Paula, la madre, dejaba de escribir porque contaminaba mucho a Mara como personaje. Ella se tiene que equivocar. Yo estaba, en todo caso, como cuidándola de lejos si querés, pero intentando no juzgarla.
Personajes
- – Mara
- – Darío
- – maxi
- – Leonor
Secundarios
-mama de mara
Autor
Paula Bombara (Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina, 5 de diciembre de 1972) es una escritora y bioquímica argentina.
Debido a persecuciones políticas a sus padres durante la última dictadura militar, dejó su ciudad natal a los 3 años. Creció en Buenos Aires, lugar donde vive en la actualidad. Estudió filosofía y se graduó como bioquímica en la Universidad de Buenos Aires.
Esta formación le permitió desarrollarse en dos ramas dentro de la literatura y la divulgación científica. En 2004 dejó el ejercicio de su profesión científica para dedicarse de lleno a la escritura y la producción de libros, enfocándose, principalmente, en el público infantil y juvenil.
Hasta el 2016, ha publicado ocho novelas: El mar y la serpiente (2005), Eleodoro (2006), La cuarta pata (2006), La rosa de los vientos (2007), Solo tres segundos (2011), Una casa de secretos (2012), Sin rueditas (2014), y «Lo que guarda un caracol» (2016).
También ha publicado cuentos en obras colectivas como Cuando los ojos se cierran (en el libro Quelonios , Ediciones Biblioteca Nacional, 2011), Justicia (en el libro Una mañana de julio – Memoria Ilustrada 2012, Ediciones de la AMIA, 2012),
Manuel no es Superman (en el libro Quien soy – Relatos sobre identidad, nietos y reencuentros, Calibroscopio, 2013), Corazón colibrí (en el libro Susurros que cuenta el viento, Ediciones SM, 2014) y En el asiento de tu silla… (en el libro Diez en un barco, Ediciones SM, 2014).
Sus libros de divulgación científica más destacados son Desde el azul del cielo (Grupo Editorial Norma 2007) y Ciencia y superhéroes (Siglo XXI Editores, 2013), coescrito junto al periodista Andrés Valenzuela.
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Bombara suele ser invitada a espacios de formación docente de grado y posgrado para reflexionar sobre la incidencia de la literatura y de la transmisión de los conocimientos científicos en los recorridos lectores dentro de la escolaridad.
También, como autora invitada en congresos, seminarios, ferias y jornadas, en su país y el extranjero, ha escrito ensayos breves y reflexiones sobre derechos humanos, literatura y cultura científica.
Esperamos que toda la información que le hemos dado en este artículo haya sido de gran utilidad para adentrarse en la lectura de Chica pájaro.